- Vivir más y en mejores condiciones es sin duda el mayor reto de los países desarrollados. Una vez conseguido el importante reto de la «cantidad» de recursos, es el momento de abogar por su calidad, mediante servicios sociosanitarios especializados en los que dar atención a colectivos homogéneos con necesidades de actuación específica.
- Sabiendo la importancia que la actividad física tiene en la prevención del envejecimiento, se han de implementar programas efectivos, que desde un abordaje bio-psico-social, sean sostenibles en el tiempo y asumibles desde el punto de vista económico y social.
- Es posible reducir las cargas del envejecimiento cognitivo patológico y de la demencia con el control de los factores de riesgo modificables. Especial mención merecen en este sentido los avances que se están llevando a cabo en la enfermedad de Alzheimer y otros procesos neurodegenerativos, así como su detección precoz.
- La afectividad se constituye en un pilar básico para el desarrollo de la persona y el mantenimiento de su calidad de vida.
- Especial relevancia tiene el proceso de envejecimiento en las personas con discapacidad intelectual. Situación que preocupa a los colectivos implicados y que deberemos de tener en cuenta como una prioridad de las sociedades científicas de gerontología y/o geriatría.
- La innovación es un elemento primordial en la búsqueda de un sistema que permita tanto el establecimiento del elemento preventivo sobre el asistencial, como la racionalidad económica y solidaria con las futuras generaciones. Se ha mostrado la oportunidad para la innovación en el envejecimiento activo y la vida saludable. Innovación e investigación van de la mano, por lo que debería de haber más transferencia de resultados desde la investigación a la sociedad.
- La atención centrada en la persona constituye un buen enfoque para la buena praxis profesional en atención gerontológica y/o geriátrica.
Artículos recientes