Entrevista con José Pascual Bueno, presidente de Dignitas Vitae

José Pascual Bueno, a través de Dignitas Vitae, trabaja para mejorar la calidad de vida y ofrecer bienestar a las personas mayores. Respecto al maltrato al mayor señala que uno de los problemas más grandes es que hay cosas tan normalizadas y culturizadas que al final mucha gente no se da cuenta que está maltratando. También habla en esta entrevista del Programa ‘No Sujetes’ de Dignitas Vitae, que busca eliminar todas las sujeciones en las residencias.

Durante la pandemia publicó una estrategia muy interesante para controlar la Covid-19 en las residencias ¿Cuáles son las líneas principales de esta medida?

Publicamos ese artículo en noviembre de 2020. Fue a raíz de un documento que escribió Tomás Pueyo, un ingeniero español que trabaja en Silicon Valley e hizo un estudio sobre las medidas y las decisiones de los gobiernos de distintos países durante la pandemia. A mí se me ocurrió que la base de su explicación sobe las capas del queso gruyere se podía trasladar al mundo de las residencias.

Inicialmente todos los países habían puesto medidas muy estrictas. Esta sería la primera parte, se obliga a todo el mundo a meterse en su casa y aislarse. La segunda parte es, una vez aislados, tengo que tener salidas y entradas, contactos. A esto se le llama ‘bailar’, como ya estoy seguro, vamos a empezar a tener contactos unos con otros. Por eso, ‘bailar’ se divide en cuatro capas. Una es una especie de valla, no se deja entrar a nadie a las residencias, y si entraba alguien se le aislaba y ponía en cuarentena, además había una serie de medidas en la puerta. Claro, todo esto lo plantemos cuando no había aún protocolos de seguridad anticovid en los centros, después se establecieron.

Una segunda capa eran las unidades de convivencia, grupos burbuja, para que no hubiese contacto entre diferentes grupos. La tercera capa eran las medidas de protección, equipos EPI, geles, etcétera. Y la última capa, las medidas de detección rápidas del virus.

Con esas cuatro medidas aplicadas correctamente conseguíamos que no entrara el virus ni nadie contagiado a una residencia.

El ejemplo del queso gruyere es que si lo cortamos en lonchas salen los agujeritos, pero si amontonamos unas lonchas encima de otras, unos agujeros tapan a los otros. Es decir, las medidas que proponíamos, si no funcionaba una, funcionaría otra, pero alguna pararía el virus y evitaría los contagios masivos en los centros de mayores.

El 15 de junio se celebró el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez. ¿Cuáles son las más alarmantes formas de maltrato a los mayores en nuestro país?

A través de la Declaración de Toronto salió una definición de maltrato muy acertada que lo describe como ‘la acción única o repetida, o la falta de la respuesta apropiada, que ocurre dentro de cualquier relación donde exista una expectativa de confianza y que produzca daño o angustia a una persona anciana’. Puede ser de varios tipos: físico, psicológico/emocional, sexual, financiero o simplemente reflejar un acto de negligencia intencional o por omisión.

Uno de los problemas más grandes que yo veo con el maltrato a los mayores es que, hay cosas tan normalizadas y culturizadas, que al final mucha gente no se da cuenta que está maltratando. Los mayores reciben determinados tratos poco correctos por parte de familiares o cuidadores, pero nadie considera que eso sea maltrato.

Todos pensamos que el más importante es el físico, pero no es así. El más frecuente y preocupante es el psicológico. El abuso financiero también está muy extendido, sobre todo hoy en día que todo se hace a través de la web, de los cajeros, etcétera. Hay muchos mayores que no saben utilizar las tarjetas y eso les supone un impedimento y les genera angustia; esta es una forma de maltrato por parte de los bancos hacia ellos. También en la administración pública sucede. Muchas veces se dan situaciones de discriminación a las personas mayores, pero está normalizado y nadie lo ve como maltrato, aunque se generen episodios que sí lo son.

¿Cómo podemos prevenir estas situaciones?

Es muy difícil. Igual que en la violencia de género, creo que es un problema cultural y de educación. Por lo tanto, lo primero sería eliminar todos los actores de riesgo asociados a las personas que generan o reciben el maltrato. La víctima, el cuidador o cuidadora  y la administración. Es decir, detectar las situaciones de riesgo y conseguir que no se produzca el mal que genera esa situación de malos tratos. Esto sería la prevención primaria. Luego vendría la secundaria; esto es, si ya hemos detectado esa violencia, vamos a conseguir que dure lo menos posible y cause el menor daño. Para conseguirlo se necesitan programas de apoyo, ayudas, etcétera. Creo que deberían establecerse unas medidas generales y otras específicas para cada caso y además invertir mucho, tanto en educación transversal en todos los niveles educativos,  como en formación adecuada para los profesionales que trabajan con personas dependientes y para los cuidadores informales.

Por otro lado, es importante hacer público que esas situaciones existen y hay muchos mayores que las sufren. Parece que a veces da vergüenza que eso se sepa, y se tiende a ocultar, pero es lo contrario, hay que sacarlo a la luz.

¿Cree que, en general, hay falta de respeto en la sociedad hacia las personas mayores, que caemos con facilidad en el ‘edadismo’?

Somos una sociedad edadista, por supuesto, pero es un problema de educación y cultura. En España tenemos con los mayores un problema de paternalismo mal entendido, que al final perjudica más que beneficia; problemas de infantilización; y de marginación, porque a una persona mayor muchas veces se la ve como de ‘segunda división’. Pongo un ejemplo de una situación muy típica, una persona mayor va con su hijo o hija al médico, y el médico habla al hijo o hija, no a él, como si éste no supiera responder.

Por supuesto, en las propias residencias hay que cambiar la forma de hacer muchas cosas, porque también se cae en discriminación, infantilización, etcétera.

Otro ejemplo es la expresión “nuestros mayores” que utilizamos habitualmente, pero es una expresión muy desafortunada; no son “nuestros”, son personas mayores, independientes, no son de nadie.

Por todo esto, tenemos que cambiar esta cultura. El hecho de que alguien tenga una determinada edad y esté jubilada, no quiere decir que no sean activos y participativos como unos años antes.

Usted es director del programa ‘No Sujetes’ de Dignitas Vitae. ¿Cuáles son los principios en los que se basa?

Nosotros tenemos un objetivo claro que es no sujetar a ninguna persona. En España no tenemos leyes nacionales que regulen directamente las sujeciones. Sin embargo, sí hay alguna a nivel comunitario y también alguna internacional.

No estar sujeto es un derecho fundamental como persona. Si esto es un derecho, la pregunta es ¿por qué sujetamos?

Y no solo se vulnera ese derecho fundamental, si no que hay otros principios básicos del ser humano como la libertad, dignidad, autoestima, autonomía, el bienestar personal, que nos lo saltamos por el mero hecho de sujetar a una persona.

Dicho esto, también afirmo que siempre habrá alguien a quien tengamos que sujetar. Últimamente estamos trabajando mucho con salud mental, y aunque están muy dispuestos a eliminar las sujeciones -de hecho, cuando tienen pacientes con brotes agudos aplican unos determinados protocolos para no sujetar-, cuando esa persona es muy violenta y puede causar daños a otros o a si mismo, no les queda otro remedio que romper esos derechos que tiene el paciente y tienen que usar sujeciones. Pero esto es una buena decisión, lo está haciendo un médico, que considera que hay una necesidad y prescribe una medida durante un tiempo determinado y con un control exhaustivo.

Lo que no podemos hacer es que cualquier persona en España pueda sujetar y se haga sin un control riguroso. No obstante, ya hay un cambio de mentalidad, se sigue sujetando mucho, pero ya cuesta más aplicar estas medidas y quienes sujetan saben que no lo están haciendo bien.

En este tema, el de las sujeciones, también se necesita un cambio de mentalidad de cultura, pero se puede hacer. Mucha gente piensa que esto supone más personal y más dinero, lógicamente con esos dos factores sería mejor, pero no es imprescindible para crear espacios libres de sujeciones.

¿Cuáles son las alternativas a las sujeciones?

Lo principal para eliminar las sujeciones es tener claro que no debo sujetar y por qué no debo sujetar. Se pueden poner camas que bajen hasta abajo o sillones en los que estén cómodos y en los que puedan estar sin sujeción y también hay herramientas de apoyo; pero lo principal es detectar qué elementos tienes que cambiar.

Por ejemplo, si hay una persona que se levanta por las noches de la cama, lo que se tiende es a poner barandilla y si eso no sirve, se ponen sujeciones dentro de la cama. Pero hay otras alternativas, como dejar que se levante libremente, lo que pasa es que habrá que cuidar el entorno para que si se levanta, no se caiga o no se haga daño. Habrá que poner una luz para que se guíe, dejarle cerca un andador si le hace falta, quitar obstáculos del suelo, etcétera. También sería bueno que hubiese un sistema que alertase a la enfermera de que se levantó. Si esa persona no anda, entonces habrá que protegerla, pero no hace falta sujetarla porque no podrá levantarse.

En definitiva, es un combinación entre cambiar la forma de hacer las cosas y una serie de herramientas y ayudas técnicas.

¿Se abusa de las sujeciones físicas y químicas en las residencias?

Sí, se abusa mucho y con la pandemia mucho más. Hemos dado un paso atrás en este sentido, porque en los últimos diez años se mejoró mucho en este aspecto, pero la pandemia hizo retroceder por los aislamientos, y la escasez de personal. Se ha abusado de sujeciones físicas y químicas porque no había instrumentos ni personal suficiente.

Próximamente va a impartir, en colaboración con la Sociedade Galega de Xerontoloxía e Xeriatría, unas jornadas sobre las sujeciones. ¿A quien se dirige esta formación y cuáles serán los principales contenidos?

Nosotros sabíamos de la inquietud que tenía la Sociedade Galega en este sentido. Tenemos muy buena relación con esta entidad que está muy comprometida con el bienestar de las personas mayores y con la supresión de sujeciones en todos los centros. Ahora, nos han pedido que compartamos esta información con quien esté interesado y esa es la finalidad de esta formación. Nosotros hemos diseñado un curso dirigido a los profesionales que trabajan en residencias y que tienen relación con el uso de las sujeciones tanto físicas como farmacológicas.

Será una formación genérica de unas 16 horas, en las en las que habrá parte teórica, pero también mucha práctica, resolviendo casos y analizando supuestos.

Para terminar, resuma en unas líneas qué es Dignitas Vitae

Dignitas Vitae es una asociación sin ánimo de lucro. Nuestro objetivo es crear bienestar a las personas mayores, bien sea en residencias, en su casa o en la calle.

En los centros residenciales hacemos actuaciones específicas según las necesidades de cada uno, en temas de diseño, gestión, ayudas, subvenciones, etcétera. Además, hemos creado una figura que es un gestor experto que acude a una residencia durante un tiempo establecido previamente para solucionar unos temas concretos. Es como un director interino para solucionar problemas puntuales.

 

Autora: Cristina Villanueva