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Una vida saludable a todas las edades significa una buena prevención para el alzhéimer

El 21 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Alzhéimer, un tipo de demencia incluida en las enfermedades del sistema nervioso que, con 14.000 fallecimientos según el Instituto Nacional de Estadística (INE), ocuparon el año pasado el cuarto lugar en índice de mortandad en España. También en Galicia, donde en 2014 (última estadística oficial) murieron 708 personas debido al alzhéimer: 212 hombres y 496 mujeres quienes siguen padeciendo la enfermedad en mayor número, con una media pues en Galicia del 70 por ciento de los casos.

Con estos datos la Comunidad Gallega ocupa el tercer puesto de España en índice de mortalidad por alzhéimer: 1.092 fallecimientos por cada 100.000 habitantes, por detrás de Asturias con 1.215 y Castilla y León con 1.118 muertes.

Cifras que no representan más que la punta del iceberg, destaca la Sociedade Galega de Xerontoloxía e Xeriatría (SGXX) que asegura que, los estudios epidemiológicos, el diagnóstico precoz y la prevención se evidencian como las mejores herramientas contra el alzhéimer. De hecho, los pocos estudios existentes de entidades como la SGXX y otras sin ánimo de lucro que luchan contra la enfermedad aseguran que, alrededor del 40 por ciento de los enfermos de alzhéimer, unos 60.000 en Galicia, no están diagnosticados y que en la mayoría de los casos, cuando se logra el diagnóstico, la enfermedad lleva evolucionando más de un año. El estudio epidemiológico se evidencia como una herramienta imprescindible para lograr un diagnóstico precoz en los primeros estadios de la enfermedad, decisiva para un tratamiento más efectivo capaz incluso de retrasar sus efectos más adversos una vez iniciada.

Por otra parte, a tenor de los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de enero de 2016, en Galicia residen 2.732.422 personas de las cuales 661.297 -el 24,2 por ciento– tiene más de 65 años, lo que la convierte en la Comunidad más envejecida de España, un factor de riesgo más, la vejez, en el desarrollo del alzhéimer.

No en vano, entre el 6 y el 10 por ciento de las personas que superan los 65 años podrían padecerla, lo que supone cerca de 65.000 personas en Galicia. Una epidemia en la práctica que necesita de más atención pública y privada, no sólo para mejorar la calidad de vida de las personas que la padecen, sino también por las repercusiones que genera en su entorno más cercano como familiares y cuidadores e, indudablemente, en todas las administraciones, en relación a la obligada provisión de recursos especializados y el coste socio-económico de la enfermedad.

Envejecimiento y alzhéimer

Si se tiene en cuenta el envejecimiento poblacional y el incremento de la incidencia y la prevalencia que la enfermedad va a generar en los próximos años, se deberían potenciar las medidas dirigidas a la prevención y al diagnóstico precoz, ya que además de resultar menos costosas para el sistema sanitario y la sociedad en general, son las que mejor resultado producirían a largo plazo.

Además, el diagnóstico precoz de la enfermedad de Alzheimer en la que se denomina fase preclínica, cuando ya está iniciado el daño cerebral y antes de que sus síntomas se hagan evidentes, permitiría planificar a largo plazo tanto la intervención sobre el paciente como el apoyo a la familia.

Por eso resulta fundamental el papel de los profesionales de Atención Primaria que, ante cualquier sospecha de alteraciones de memoria u otras áreas cognitivas, deben poner en marcha los protocolos de detección más adecuados, teniendo en cuenta que un gran porcentaje de pacientes con deterioro cognitivo leve desarrollará alguna clase de demencia.

Respecto a la prevención, aunque se desconozca la causa exacta de la enfermedad, sí se sabe que existen determinados factores de riesgo y estilos de vida que incrementan la posibilidad de padecerla como el tabaco, la vida sedentaria, los trastornos depresivos, la hipertensión arterial, la obesidad y la diabetes.

A ello se podría añadir el bajo nivel de instrucción o formación, ya que se ha demostrado que aquellas personas con un mayor nivel educativo afrontan mejor el envejecimiento en base a la denominada “reserva cognitiva”.

Esta noticia en los medios:

Opinión de A Coruña

Faro de Vigo

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